El día amanece despejado y con una temperatura agradable para la caminata. En Luis Ceballos hacemos las pertinentes nociones de orientación y en todo momento nos enriquece las explicaciones de nuestro prácticum Rafa, gran conocedor y amante de la sierra de las nieves, a propósito, tiene un blog, muy interesante donde destaca actividades deportivas y conservacionistas que se hacen en la sierra de las nieves. http://unpaseoporlasierradelasnieves.blogspot.com/
Bajamos a la cañada de la Violeta, en el Hoyo de las Colmenas, distinguimos los pinsapos azules. Iniciamos una ligera subida hasta la era del Matagallo, hablamos de agricultura tradicional de secano.
En el Merendero, desayunamos y se cuenta por encima los anillos que presenta un tronco caído de pinsapo.
Una ligera brisa nos acompaña hasta el Mirador de Gamones, el horizonte próximo está despejado pero a lo lejos la bruma marítima empaña la costa mediterránea.
Las primeras pruebas de orientación no son muy halagüeñas.
Nos adentramos en el Mirador de La Caína, el asombro domina al alumnado tras observar la cañada de las Carnicerías, el Picacho de Tolox, el Puerto de los Valientes, la Loma del Pino, la periodotita roja...
Mientras recordamos la Leyenda de La Caína, Rafa e Isidro dirigen sus pasos a través del desfiladero para llegar a la fuente y observar el Tajo en todo su esplendor.
Más tarde nos encontramos encima del Tajo.
Se dirigen nuestros pasos hacia la cañada de la Perra, punto intermedio de la ruta. La cañada es realmente agraciada, la regeneración natural del pinsapar es un hecho y la mezcla de los dos bosques (pinsapar y quejigal) en ella, la denota sobresaliente.
Tomamos alguna agalla y alguna bellota del quejigo y aprovechamos para distinguir el fruto del parásito.
Almorzamos en las cercanías del pinsapo E, un candelabro de los más gruesos y ancianos del lugar, aún en pie retando a la gravedad, observando como hermanos y amigos coetáneos han perecido.
Nos encaminamos hacia los Lajares, bajando a buen rítmo, pasamos por la herrizas del Tío Cabello y Rafa junto con Luís visitan el abrigo que allí se encuentra.

Llegamos al final de la excursión, la cara de gozo de todos es el mejor signo del placer experimentado.
Leemos en voz alta la frase de Luis Ceballos que está grabada en su monolito homenaje, esperando que quede grabada en nuestros corazones.
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